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Cuando la vida transcurre lenta,
acotada en horarios
en el corsé de la rutina ciega,
buscas una luz como cometa
o un destello que te queme
la piel y te diga
durante el tramo en que oscila
el péndulo de un reloj:
"estás vivo".
Puede ser un poema
que encienda esa emoción
de ver que alguien palpita como tú
buscando en los entresijos
de la conciencia.
Es ese interludio claro
hasta hundirte de nuevo
en la abulia de las miradas
y el engranaje terrible
del tiempo incierto
de un mañana sin amor.
Imagen: Machine Turn Quickly (1917) Francis Picabia
Tú me das ese segundo cuando te leo. Gracias
ResponderEliminarRecibo tu cálida lectura con un abrazo. Muchas gracias.
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