martes, 29 de noviembre de 2016

UN DÍA COMO HOY































Un día como hoy
será el último.
Me rodearás con soltura
desgranando calor ante el espejo.
Nos perderemos
en la terquedad de las cremalleras,
en la cintura, en las nalgas,
en las lenguas.
Con la incandescencia de tus manos
de rey Midas
me transformarás en oro líquido.
Acopladas las caderas
a la cadencia de tu pulso
no resistiré al demonio de tu cuerpo.
Te volcarás en mi sed,
en huesos y sangre.
Pereceremos, colmados, al mundo.
Me dejarás abatida en tierra,
temblando en tu olor,
borracha de sexo.
Un día como hoy
será el último.
Sin despedidas,
hibernando
hasta hallar otros diluvios
que nos concedan olvidar
lentamente
este veneno.



Imagen: Frida Castelli

miércoles, 2 de noviembre de 2016

VICIO DE VIVIR


















El vicio de estar viva
hoy, dos de noviembre,
consiste
en burlar el letargo
de la muchedumbre
en los veladores 
de una terraza de otoño
y abandonarse 
a los rastros cruzados
de la condición humana.
Salir de la espesura 
de los cuerpos
y detenerse
en el gesto vulgar
de un transeúnte
que se desplaza dejando
baba de caracol sin saberlo.
De ahí coger impulso
en una mirada sonriente,
posarse como polvo de tiza
en la nube de pelo de una anciana
y dispararse en inoportuno estornudo
hasta quedar fosilizada
en el puente de piedra
que unas manos acarician
resistiéndose a tejer la prisa
mientras otras, 
ocultas en los bolsillos,
tientan palabras no-natas
que se diluyen 
de estorbo a esperanza,
de consigna a murmullo,
hasta acabar en nana
que ronronea
como un gato
que se pasea
entre el letargo
de la muchedumbre
en los veladores
de una terraza
cualquiera
de esta ciudad pequeña
de sol y callejas
que es Granada.


Imagen: La habitación flúor. Olga Capdevila.