Se desliza la tarde por mi
garganta
y una gota de vanidad sin contornos
desvencija la soledad desgastada.
En una sopa de letras nadamos
con sal en las pestañas.
El acre soplo del silencio
llena la penumbra de amarillo
sucio y lento a intervalos cortados.
Entre volutas nos desconocemos.
Capa a capa. Verso a verso.
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