Cuando me cabreo
se me escapa un poema por la punta de los dedos.
Pero respiro tres veces
para
ver
las cosas
con
calma.
Tienes suerte, si lees esto:
te he librado del riesgo
de un mal contagio anímico.
Esperaré a otro momento,
soplado de feromonas
o de otras bacterias festivas.
Posiblemente.
Imagen: Henri Matisse. El sueño (1940)
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