Todo poema lleva un tú
que lo hace luciérnaga
en la noche del universo.
Los humanos-hormiga
nos dolemos
y amamos
en un radio
insignificante
como una fila
de puntos
suspensivos
surcando
simas tectónicas
sin ser conscientes
del vértigo.
Lo enorme no es visible
a nuestros ojos
de insecto.
Imagen: Tsuneaki Hiramatsu
Me sabe a cíclopes deambulando por crestas afiladas...
ResponderEliminarNo creo que vuelva a encontrar una definición más auténtica, breve e increíblemente certera de lo que es la individualización del poema.
ResponderEliminarY, joder, vaya sensación.
Muchas gracias a los dos.
ResponderEliminarAbrazos.
Pero aún así se componen grandilocuentes rimas.
ResponderEliminarNos vemos con gafas de aumento.
EliminarPor alguna razón no siempre sabemos intuir la dimensión y la escala de los hechos. Y uno que piensa que todo se puede medir con las manos.
ResponderEliminarJustamente. Gracias por pasar.
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