lunes, 28 de enero de 2013

HUMO


























No soporto el discurso 
de los vendedores de humo.
Políticos y poetastros
de lengua rancia,
escribidores aletargados,
serpenteantes, efectistas,
soporíferos, cargantes,
bienhablados.
Que se metan 
el algodón de azúcar
por detrás
y redondeen vocablos
para consumo 
de mentes blandas
ávidas de milongas,
lejos, bien lejos.
El perfume no oculta
el hedor a cadáver
que disimulan debajo
con ruido y normas 
de pelajes varios.
Prefiero el azote
de las letras crudas
que incordian
como arena en los ojos
y evidencian el ridículo tamaño
de tu gozo o tu desgracia.
Esas que te sacuden, 
-insignificante gusano-,
con lejía en el tono 
y en el sustrato.
Hilos conductores 
de desazón, rotura, 
estruendo, crujir de dientes;
las que desencajan  
el orden y serenidad 
de los muertos.
Lluvia ácida de versos.
Poesía es lo que quiero. 

Imagen: Oleg Tselkov - Portrait and flower (1962)



3 comentarios:

  1. Desgarrador y maravilloso a partes iguales. Gracias por tus versos.

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  2. Más fuego y menos humo. Gusto de leerte.

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  3. Jota, Elena, mil gracias a los dos. Un abrazo. (Uno para cada uno, jejejeje)

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